miércoles, 23 de noviembre de 2011

¡ Living la vida loca !

De mi dicen que leo por supervivencia y que tomo demasiada agua. Que no salgo de casa sin mi móvil, que siempre llevo el volumen excesivamente alto y que me exigo demasiado, pero sólo porque se que lo puedo conseguir. Dicen que dibujo corazones en las esquinas de las hojas, y a veces también en el centro. Me han contado que lo mio son las letras, pero yo se que me gustan los idiomas. Que miro la luna cada noche, y pienso que todas las personas que amo viven bajo esa misma luna. Que me llevo mejor con los hombres que con las mujeres. De mi dicen también cosas malas, no os penséis. Lo peor es que muchas son verdad. Un día tuve un sueño: recorrería el mundo de alguna mano. O sola, si hacía falta. Y una vez que empecé ya no supe parar. Sueño cosas que asustan, pero también soñaba con cosas buenas. Soñaba con encontrar a alguien que me quisiera sin considerarme perfecta. Yo soy una chica como otra cualquiera. Sonrío veintitrés horas al día y la otra me la paso llorando. Salto, bailo y canto cuando no se que hacer. Cuando estoy contenta el mundo no se entera. Me escondo mejor que nadie, pero para ciertas personas, soy de cristal. Eso de que soy un poco depresiva no lo niego nunca. Río sin motivo y de una manera incontrolable. Cuando comienzo a beber dicen que no se parar, y  lo confirmo. Soy insegura, extremista, alegre y una caja de sorpresas. Algo excentrica, quizás. Me gusta la montaña casi tanto como París. Puedo ser muchas cosas, pero jamás dejaría un error sin reconocer, o algo sin probar.

martes, 15 de noviembre de 2011

Amargos tragos

En aquel banco, me dijiste que sin mi no podías, y no sabes cuanto me alegré de esa noticia. Pero seguiste contándome todo lo que hiciste esos días sin mi. Aun así, mi cuerpo sólo pedía un beso tuyo a pesar de que sabía perfectamente que no serviría de nada.
Me acerqué a ti, a un milímetro de tu boca giraste la cara decidiendo por los dos y sin importarte mi opinión, que no era justo para mi.

Con mis labios en sus mejillas a causa de su giro inesperado, noté como mis ojos se llenaban de lágrimas cuando le di aquel último beso, el de la despedida. También noté ese sentimiento de que no merecía la pena estar mal por alguien que me había tratado así, por alguien como él.
Salgo corriendo con la mirada perdida porque no quiero que me vea que estoy mal por él. Es lo último que quiero.


No te odio, prometí nunca odiar lo que alguna vez me hizo feliz . Oddd